Tendemos a pensar en todo lo malo que nos rodea, vemos el futuro negro, todo son desgracias y preocupaciones, todo son malas personas y en conjunto toda nuestra suerte esta destinada a caer profundamente en una eterna racha...
Si, nadie nos va a negar que vivimos unos tiempos difíciles, y con estos no me refiero a la crisis que padece el mundo. Hace 20 años también había guerras, hambre y pobreza, y si nos lo planteamos seriamente, muchas de las desgracias que ocurren en el día a día pasan inadvertidas si no vemos las noticias o no lo leemos en el periódico... Ahora bien, ¿que podemos hacer nosotros frente a esto?
Es muy posible que no tengamos el suficiente dinero para ayudar a África, que no tengamos el valor para plantarnos delante de un tanque para defender a una familia inocente en el transcurso de una gran guerra o que ni siquiera nos fijemos de los problemas de las personas mas cercanas a nosotros...
Somos personas, sociedad, seres humanos, creadores, destructores, europeos, asiáticos, americanos..... somos una masa uniforme y gris que cada mañana se levanta para asumir sus problemas y tratar de aguantar para acostarse esa noche sabiendo que al día siguiente te espera lo mismo. Nada ha cambiado.
Los malos días existen, e incluso, los días buenos pueden acabar realmente mal... Llegan a hundirnos en nosotros mismos, haciéndonos sufrir y ver que el mundo es un lugar horrible en el que nos ha tocado vivir...
Yo, como todos, he pasado por esos momentos, momentos en que te sientes solo y abandonado, que piensas que todos los que están a tu lado no se dan cuenta de lo que te pasa o que ni siquiera se preocupan por ti.
En situaciones así, en que nos sentimos inmersos en un mayoría grisácea que no nos comprende es cuando debemos pensar en los milagros.
Pero un milagro no es la multiplicación de los panes, ni acabar con la guerra ni el hambre. Un milagro es conseguir que la persona que quieres sonría cuando esta triste o lograr que un amigo logre ese salto que tanto le costaba hacer...
Es increíble, pero una simple sonrisa puede cambiarle el día a una persona, simples gestos arruinan o alegran un día. Si consigues que alguien sonría, habrás hecho un milagro.
Somos capaces de cambiar lo que nos rodea, transformar esa realidad gris en un arco iris, podemos hacer que los sueños se hagan realidad, y por supuesto, podemos seguir amargándonos día a día mientras que miles de milagros ocurren a nuestro alrededor...
Todo depende de ti, si quieres, puedes.
Aférrate a todo aquello que de sentido a tu vida y despiértate esperando que hoy serás tu el que viva un milagro.
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